Estudiar en casa es una oportunidad excelente a la hora de aprender la materia antes del examen, para lo cual es necesario -e imprescindible- mantener cierta regularidad, haciéndolo cada día y reservando a ser posible las mismas horas (con el objetivo de establecer un hábito, y luego de convertirlo en rutina). Sin embargo, especialmente en casa, podemos correr el riesgo de distraernos con facilidad. Es más, puede convertirse en una tarea tremendamente ardua, difícil y complicada, sobre todo si hemos sido padres y hemos decidido continuar o empezar nuestros estudios. ¿De qué forma es posible estudiar en casa, teniendo niños? Te ofrecemos algunos consejos útiles que te serán de gran ayuda.
Quizá dejaste los estudios hace años y ahora, después de tener hijos, te planteas la posibilidad de volver a recuperarlos. Quizá, también, llevas años estudiando una licenciatura o grado en la Universidad, y entre medias has tomado la decisión de tener hijos (o pasó, sin más).
Tanto si se trata de una cuestión, o de la otra, o de ninguna de las dos, lo cierto es que tal vez te preguntes si es posible estudiar con niños en casa, especialmente cuando son bebés o cuando son aún muy pequeños. La respuesta es que sí, es perfectamente posible. Pero para poder conseguir unos buenos resultados (o, al menos, los esperados), es necesario tener siempre presente que puede no ser sencillo.
Evidentemente, tener hijos es una responsabilidad. Una responsabilidad, dicho sea de paso, que no tienen la mayoría de estudiantes cuando comienzan sus estudios en el instituto o en la Universidad. Pero cuando nos planteamos la posibilidad de estudiar -o retomar los estudios- teniendo hijos en casa, lo más normal es que todo tienda a ser un poco más complicado, un poco más difícil. Igualmente, si te encuentras en esta situación, también debes tener clara otra cosa elemental: en absoluto es imposible. Puedes conseguirlo si te lo propones, y, sobre todo, si sabes cómo.
Algunos consejos útiles a la hora de estudiar en casa teniendo niños
Un bebé o un niño pequeño requiere un mayor tiempo de dedicación, y de esfuerzo, en comparación con otro niño algo más grande, que ya es un poco más independiente y que incluso puede hacer algunas cosas por sí mismo, como ir al baño, hacer las tareas, jugar por su cuenta… Pero cuando nuestro caso es el primero de todos, es cierto que estudiar puede ser algo más complicado. Y acabar, además, haciéndose cuesta arriba, sobre todo si es aún muy pequeño, no descansamos bien por las noches, nadie puede hacerse cargo de él…
En primer lugar, la clave está en aprovechar aquellos momentos del día en los que alguien puede hacerse cargo del pequeño. O, bien, cuando el pequeño está dormido. Puede ser que esa siesta dure al menos 30 minutos o 1 hora, y éste es un tiempo valioso para intentar organizarte, planificarte, y leer o estudiar la materia.
Tanto si puedes estudiar en una habitación solo/a porque alguien se puede hacer cargo del pequeño, como si aprovechas el tiempo de estudio mientras éste duerme, es fundamental sacarle partido al tiempo que tengas y aprovecharlo al máximo. Esto significa, como ocurre con cualquier otro estudiante que no tenga una responsabilidad tan elevada como un hijo, evitar las distracciones al máximo, ya que debes tener claro que apenas dispones de un tiempo limitado para el estudio.
Por tanto, si empiezas a utilizar el teléfono móvil, o a navegar por las redes sociales aún cuando lo hagas durante unos pocos minutos… lo más probable es que termines por perder la oportunidad que tienes en ese momento.
Una opción útil es intentar estudiar por la noche, al menos unas horas, cuando el bebé o el niño pequeño tiende a dormir durante un mayor número de horas. Esto significa que, por ejemplo, puedes destinar el resto del día a tu trabajo (si lo tienes) y al cuidado del pequeño, así como a los quehaceres propios del día a día, e intentar estar lo más fresco/a posible para poder rendir una vez el pequeño se haya quedado dormido.
Por ejemplo, si vives sola con el pequeño, y no tienes quién se pueda hacer cargo de él si se despierta, una opción útil es colocar un pequeño escritorio en la habitación donde duerme, y estudiar con la ayuda de una luz de sobremesa. O, bien, utilizar un vigila-bebés con el que estar pendiente de él si de repente le escuchas despertarse, u oyes algún ruido extraño, sin tener la necesidad de levantarte de la mesa (con la consiguiente y evidente distracción).
La clave, como vemos, está en saber aprovechar los momentos de estudio que puedes tener, siempre que el pequeño te da esa posibilidad. Y si tienes la suerte de que tu pareja, o cualquier otro familiar, se haga cargo del niño durante un tiempo, es importantísimo que, al menos, cuentes con un tiempo regular cada día.